PROPERTY MANAGER

El Property Manager, también conocido como Gestor Inmobiliario, ocupa una posición crucial en el proceso final de adquisición de una propiedad.
Su implicación comienza antes de la compra, colaborando con el Gestor de Activos para ayudar al Gestor de Inversiones durante las visitas al inmueble y realizar una auditoría técnica del mismo.

El Gestor Inmobiliario visita regularmente la obra para mantener buenas relaciones entre los distintos agentes que intervienen en la vida del inmueble:

Los mandantes
LOS DONANTES
LOS SINDICATOS
los inquilinos

Como especialista en gestión inmobiliaria, el Gestor Inmobiliario

Garantiza que todas las partes cumplen el contrato de arrendamiento: cumplimiento de los términos y condiciones del contrato, comprobación de que los pagos se realizan a tiempo y de que los inquilinos han cumplido sus obligaciones.
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Participa en las juntas generales para defender los intereses de los propietarios, presentar propuestas y participar en las decisiones colectivas relativas a la gestión del edificio.
Elabora el presupuesto operativo, teniendo en cuenta todas las cargas corrientes y los gastos previstos, para garantizar una buena gestión financiera.
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El gestor inmobiliario gestiona los litigios, ayudando a encontrar una solución amistosa o dando los pasos necesarios en caso de litigio judicial.
Es responsable de la regularización de las tasas e impuestos relativos al edificio, realizando los ajustes necesarios en función de los consumos y gastos reales.
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Elabora las previsiones y gestiona los gastos corrientes, como las reparaciones, el mantenimiento de las zonas comunes y la gestión de los contratos de servicios.
El Gestor Inmobiliario elabora un presupuesto para las obras, ya sean a corto o largo plazo, y supervisa su ejecución para asegurarse de que se realizan correctamente, dentro del presupuesto y a tiempo.
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Gestión inmobiliaria: conservación, optimización y mantenimiento

El Gestor Inmobiliario también asume un papel de liderazgo en la aplicación de iniciativas ESG (Environmental, Social and Governance), así como en la obtención de certificaciones medioambientales como la etiqueta SRI y otras como Breeam In Use.

Una vez definidos estos criterios ESG, estamos en condiciones de evaluar nuestro impacto medioambiental y social, en particular con respecto a nuestros grupos de interés externos, como nuestros socios, subcontratistas e inquilinos.

El acrónimo ESG encarna una idea ambiciosa

Animar a las empresas a tener en cuenta factores extrafinancieros para influir en su huella medioambiental, como el uso de la energía y los recursos materiales.

Así como animar a las empresas a tener en cuenta factores extrafinancieros para influir en su gobernanza, incluida la ética empresarial, los derechos de los accionistas y las políticas de remuneración de los ejecutivos.